Y relajada estoy… pero sigo
tu caminar con los dedos desnudos,
por las llanuras, por los valles, y por los montes,
dejando huellas en mi tierra,
en esta inmensidad nuestra,
acompañados por las exhalaciones del aire.
Y cansada estoy… pero continúo
tu enredo con los dedos inquietos y desnudos,
a través de las matas, de las hierbas, y de las raíces,
impregnándose del aroma de mi tierra,
en esta locura nuestra,
acompañados por los suspiros de la brisa.
Y agotada estoy… pero no detengo
tu ascenso con los dedos cálidos, inquietos y desnudos,
sobre los montículos, sobre las cimas, y sobre las rocas,
quemándose en las brasas de mi tierra,
en esta pasión nuestra,
acompañados por los chillidos del viento.
Y rendido estás… pero sigue
tu recorrido con los dedos húmedos, y cálidos,
inquietos y desnudos,
dentro del río, del fluido, y de la corriente.
Y continúa
explorando la gruta de mi tierra,
en esta aventura nuestra,
acompañados por los jadeos.
Y no te detengas.
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