Etiqueta: Microrrelato

29 nov

AQUELLA MUJER DE LOS GATOS

Eva Villares / Publicación / / 0 Comments

No te mira nunca, pero yo sí la veo cada atardecer cuando paseo a Lulo. En esa plazuela a las afueras de la ciudad, con dos arboledas marchitas y otro par de bancos de piedra carcomido por los excrementos. Silenciosa, donde hace semanas se podían oír inquietas a las golondrinas. A la misma hora antes de cenar, las hojas de un arbusto se sacuden como si alguien o algo lo estuviera revolviendo desde dentro.
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04 jun

EL COLLAR

Eva Villares / Publicación / / 0 Comments

Cuántas arrugas me veo ya en el cuello. Tal vez debería ponerme esta noche el vestido negro de corte recto y cuello de cisne para la cena de gala. Lo cubriría, aunque no sé… es tan ajustado. Qué mayor me veo, y qué gorda me he puesto. ¿Qué me pongo? ¿El azul? ¿El azul vaporoso de volantes? Me lo pongo, sí. Parece muy llamativo pero no me haría tripita. Y esta noche tiene que ser especial. Porque todo ha terminado. Lo pedía dentro de mí, sé que lo pedía. No me escuchaba quizás, pero sé que lo pedía, y ha acabado. François lo ha hecho. Fin del drama. Lo ha conseguido hacer. Lo han conseguido. Y me ha regalado algo, porque justo dentro de una semana celebraremos las bodas de plata. “Hemos terminado con los refugiados”, me dijo hace dos días cuando me daba esta caja con un lazo rojo. No le he querido decir nada, pero voy a ponérmelo esta noche, en lugar del collar de diamantes del aniversario pasado. Sí, así no se me verán tanto las arrugas del cuello. “Es un alambre de la valla. Ya no habrá más refugiados”, me dijo hace dos días cuando me daba esta caja con un lazo rojo y yo lo desanudaba.

Aunque, no sé… es tan ajustado.

Me ahogo, me ahogo, me ahogo, me ahogo…

Tal vez debería ponerme esta noche el vestido negro de corte recto y cuello de cisne para la cena de gala. Lo cubriría.

 

Eva Villares

09 jun

EL SOLITARIO

Eva Villares / Publicación / / 0 Comments

Después de pasar la última noche juntos decidió acabar con ella. Se sentó en la cama a su lado, mientras observaba tranquilo cómo el oxígeno iba escapándose de su pecho poco a poco. Entonces la cortó a cachitos, preparó una bolsa de basura grande, la metió dentro y la tiró al contenedor amarillo. Siempre fue un individuo introvertido, pero no podía soportar dañar el medio ambiente.

20 dic

UN PASEO POR EL CAMPO

Eva Villares / Publicación / / 0 Comments

Me gusta deslizar las palmas por las briznas de hierba, inocente.
Encoger los dedos de mis pies descalzos en el charco, ocasionado por una incipiente tormenta. Empaparme con ella, y que las gotas recorran mis piernas.

Me gusta enredar las manos entre las briznas de hierba, suave.
Relajar mi espalda y abarcar el momento, cerrar fuerte los párpados, entornar la boca. Inspirar el olor salvaje y húmedo del campo.

Me gusta agarrar con los dedos las briznas de hierba, ansiosa.
Mojar mi piel entera, hundirme en la confortable tierra. Despeinar mi cabello mientras se vuela con la tempestad del viento.

Me gusta arrancar con las uñas las briznas de hierba, exaltada.
Emitir un grito y que retumbe lejos, como un eco, a lo lejos, a la nada, egoísta.

Y así me gusta,… así, amor. Así me gusta cuando te guío a que explores el monte conmigo, mientras aprieto contra mí tu cabeza.

03 nov

PLANETA 3G

Eva Villares / Publicación / / 0 Comments

Los amantes se deseaban, pero no podían abrazarse. Cada uno de ellos comenzó a golpear con fiereza las mamparas que les separaban. Desde la cercana lejanía el uno del otro, luchaban para poder acariciar las palmas de sus manos, mas éstas sólo alcanzaban a rozar el frío cristal. Lentamente la rendición en sus cuerpos comenzó a hacer mella. Eran incapaces de romperlo, y ya sólo se miraban como dos estatuas, inertes, sin fortaleza. Entre las dos transparentes barreras, transeúntes caminaban libres. Algunos de ellos con un libro cerrado bajo la axila, otros agarrados de otras manos. Así pues, los enamorados optaron por sentarse, cansados. En sus mentes tan sólo recordaban las sonrisas que se habían dedicado, las caras tristes, las lágrimas secas en rostros hipócritas, los mecánicos guiños de complicidad. Expresiones erróneas, frases mal pronunciadas. Cerraron los ojos y se dejaron llevar, consumidos dentro de ese lugar donde estaban atrapados. Y ya sólo sentían cómo se alejaban más y más, mientras eran absorbidos por el gran agujero negro del Smartphone gigante donde vivían.

03 nov

BILLETE DE 500

Eva Villares / Publicación / / 0 Comments

El motor se puso en marcha. Apoyé mi mano en el cristal de la ventanilla mientras te miraba. Llovía y estabas empapado, y veía cómo te alejabas y te perdías entre la multitud, hasta desaparecer.

-Adiós, pequeño… adiós –susurré al borde del llanto. –No olvidaré vaciar mis bolsillos cuando vuelva a meter el pantalón en la lavadora.


Microrrelato seleccionado en el libro «Bocados sabrosos III», del Concurso de Microrrelatos ACEN. Libro solidario a favor de A.F.A. (Asociación de Familiares de personas con la enfermedad del Alzheimer y otras demencias de Castellón). Si estás interesado en el libro, busca en el lateral de mi blog.

02 oct

GUERRERA

Eva Villares / Publicación / / 0 Comments

¡Y seguiré traspasando cada espejo!

¡Y seguiré rompiéndolo en muchos pedazos!

Galopando subida a mi corcel,

cual caballera agarrada a su aguda lanza.

Hasta toparme con aquél

en el que pueda besar mi reflejo.

10 sep

LA FÁBRICA DE LÁGRIMAS

Eva Villares / Publicación / / 0 Comments

La fábrica permanecía aún en pie a las afueras de la ciudad, pero un ramaje de plantas secas, enredadas como serpientes, había comenzado a cubrir su fachada.
La muchacha, pequeña e ilusionada, llamó al timbre, y al rato, un hombre le abrió.
–Disculpe,… Quisiera volver a formar borrones de tinta azul sobre las letras escritas en una carta, de un hombre que me declare su amor.
Y quisiera volver a formar manchas de tinta negra sobre la tela de una camisa, de un hombre que me acoja en sus brazos.
Y quisiera volver a formar rodales de tinta clara sobre la almohada de la cama, de un hombre que en mi cabello susurre “te amo”.
Véndame uno de sus frascos, se lo ruego. Uno de esos frascos de lágrimas de emoción por amor.
–Lo siento joven, pero no puedo ayudarte. –le respondió. –Hace tiempo que las ventas cayeron. Hace mucho que la fábrica está cerrada.

Y el hombre, de un impulso, le cerró el portón en la cara.

21 ago

EL DESEO ETÉREO

Eva Villares / Publicación / / 0 Comments

Me gusta cuando recorres con tus dedos el curvo sendero de mi espalda, y cómo consigues hacer estremecer mi piel.
Y me gusta cuando acaricias con tu boca el recóndito escondite de mi nuca, y cómo consigues hacer revolotear mi cabello.
Y me gusta cuando rozas con tu aliento los dulces montes de mi pecho, y cómo consigues hacer endurecer mis pezones…

Por eso, cuando te añoro, voy allí y te busco. Camino mucho y tardo, tal vez minutos largos que son horas, mas no me canso porque allí llego. En lo más alto de esa elevada montaña, donde nadie nos descubra, donde seas todo para mí, donde te abarque entero, donde sólo seamos tú y yo, ahí me siento, aguardo, me desnudo. ¡No faltes a nuestra cita! Mi amado viento,… te espero.